Luciana Cáceres, una joven madre de 22 años embarazada de dos meses y con dos hijos pequeños, vive una situación límite: Desde hace días duerme en la vereda del Lote 111 reclamando un módulo habitacional. Según su relato, ya había ingresado a uno, pero fue retirada por personal del Ministerio de la Comunidad y la Secretaría de Niñez.
“Estuve tres días en el módulo. Después, vinieron del Ministerio y me dijeron que debía dejar el lugar. Me sacaron con mi hijo en brazos y ni siquiera me dieron una solución clara. Me dijeron que ‘debía cumplir con los requisitos’, pero nunca me explicaron qué hacer para solucionarlo,” relató Luciana en Algo está pasando, mientras intentaba protegerse del intenso calor con un precario refugio de cartones.
La joven explicó que presentó los trámites correspondientes, aunque inicialmente no cumplía con el requisito de tener al menos tres hijos. “Cuando fui a presentar mis papeles, me dijeron que necesitaba tres hijos para acceder al módulo. Yo solo tengo dos, pero estoy embarazada. Gracias a Dios aceptaron mi situación, pero ahora, después de todo, sigo sin un techo. Siento que siempre buscan una excusa para no ayudarme.”
Luciana asegura que ha recibido apoyo de vecinos y miembros de la iglesia local, quienes le han brindado alimentos y palabras de aliento. Sin embargo, denuncia una falta total de asistencia por parte de las autoridades. “El Ministerio no me da un vaso de agua. Los módulos que deberían ser para emergencias están vacíos y llenos de arañas y víboras,” agregó.
Además, cuestionó el uso de los módulos habitacionales. “Esos lugares están llenos de arañas, víboras y bichos. ¿Para qué los tienen vacíos si hay familias como la mía que no tienen dónde vivir? Los módulos son para emergencias y yo estoy en una emergencia, pero parece que no les importa.”
“No estoy pidiendo un favor, estoy reclamando un derecho. Ellos tienen que hacerse cargo de las familias que estamos en esta situación. Ojalá escuchen, porque esto no es solo por mí, es por mis hijos. No quiero que crezcan en la calle.”, agregó.
Al ser consultada sobre cómo sobreviven sus hijos, Luciana contó que duermen en la casa de una vecina mientras ella permanece en la intemperie. “Voy y vengo porque mi nena todavía toma la teta. Es desesperante, pero no puedo rendirme porque esto es por ellos.”
No obstante, Luciana desmiente que haya recibido alguna asistencia concreta. “El enfoque humano que mencionan no lo veo. Todo lo que tengo viene de la solidaridad de los vecinos. Solo quiero un lugar digno para mis hijos y mi embarazo,” expresó con resignación.
Mientras tanto, Luciana asegura que no abandonará su protesta en la vereda hasta obtener una solución definitiva. “Estoy acá porque no tengo otra opción. Necesito que me den un techo para criar a mis hijos. No es justo que se tomen tanto tiempo mientras nosotros sufrimos al sol y al calor.”