La localidad de Potrero Norte atraviesa una de las peores crisis que se recuerde en décadas tras un temporal que dejó registros de hasta 900 milímetros de lluvia acumulada. El agua desbordó todo: campos, caminos, viviendas y hasta las esperanzas de muchos pequeños productores, que hoy enfrentan una pérdida que podría ser irreparable.
“Es una tristeza ver ovejas, chivos, terneros muertos contra los alambrados. La correntada se los llevó, los ahogó. Lo que quedó vivo está sin alimento, en la banquina, esperando ayuda”, relató en Algo está pasando (94.1) la pobladora Malvina Weizchel desde el lugar, donde aún hay sectores totalmente aislados.
El avance del agua se vio potenciado por la falta de mantenimiento de los canales naturales de desagüe. “Ahora están trabajando las máquinas de Vialidad y Defensa Civil, pero el daño ya está hecho. Recién ahora se reabrieron los correderos naturales que con el tiempo se habían tapado. La gente incluso había construido encima”, explicó Malvina. El agua comenzó finalmente a escurrir, pero el impacto es profundo y visible.
“Los campos están bajo agua. Hay zonas donde ya no se puede ingresar, se hundieron tractores. Lo que sabemos es por los que quedaron ahí“, relatan desde la comunidad, donde vecinos organizados y la parroquia local asisten a más de 80 familias afectadas con donaciones recolectadas en el pueblo.
Los testimonios describen un panorama alarmante. “Hay gente mayor que perdió todo. Toda una vida trabajando para quedarse sin nada. No sé si les va a alcanzar la vida para reconstruir lo que tenían”, expresan con crudeza.
Desde el lunes comenzaron a llegar equipos del gobierno provincial, personal del hospital y del Ministerio de la Producción, que prometieron asistencia para personas y animales. Sin embargo, las condiciones del terreno siguen dificultando el acceso a las zonas más golpeadas. “Ni a caballo se puede entrar. Es tierra muy húmeda, se hunde todo”, describió la pobladora de Potrero Norte.
La recuperación será lenta. Se estima que, incluso si baja el agua, pasará más de un mes hasta que se pueda volver a transitar con normalidad por los caminos rurales. “Todo está saturado, hay que esperar que seque, y después ver cómo se sigue”.
El desastre dejó al descubierto no solo la magnitud del fenómeno climático, sino también la falta de infraestructura preventiva en zonas rurales sin respuestas estructurales.