En Formosa, más de la mitad de los hogares no puede garantizar condiciones mínimas de habitabilidad o enfrenta una precariedad laboral que impide acceder a una canasta básica, según reveló el informe del Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH) elaborado por el INDEC en base al Censo Nacional de 2022.
El 55,2% de los hogares formoseños presenta al menos un tipo de privación material: ya sea por vivir en condiciones habitacionales deficitarias —como techos o pisos en mal estado, o falta de baño con descarga de agua— o por tener ingresos tan bajos que no permiten cubrir necesidades básicas. La cifra posiciona a Formosa muy por encima del promedio nacional (34,5%) y entre las jurisdicciones más críticas del país.

Además, la intensidad de la privación también ubica a la provincia en los peores niveles: el 37% de los hogares con privaciones las sufre de forma convergente, es decir, tanto estructurales como económicas, lo que habla de un entramado de vulnerabilidad profunda y persistente.
Otro dato que lo confirma es la razón de privación, que en Formosa es de 89,2: hay casi tantos hogares con problemas económicos como con problemas habitacionales, lo que refleja un equilibrio negativo entre pobreza estructural y pobreza coyuntural.
El IPMH es una herramienta estadística experimental del INDEC que busca ir más allá de la línea de pobreza tradicional. A partir de los datos censales, analiza dos dimensiones: la calidad de las viviendas (recursos patrimoniales) y la capacidad económica de los hogares (recursos corrientes), esta última estimada en base al nivel educativo y su vínculo con el mercado laboral.

En este contexto, Formosa muestra un entramado social donde las dificultades estructurales en vivienda se cruzan con condiciones laborales frágiles o directamente excluyentes, generando un panorama complejo que requiere políticas públicas específicas.
El análisis territorial que permite el censo también expone que hay departamentos dentro de la provincia donde la privación alcanza o supera el 75% de los hogares. La radiografía es contundente: la desigualdad no solo es interprovincial, sino también interna.