La provincia de Formosa quedó nuevamente en el foco de una dura crítica institucional, esta vez a través del informe “Argentina Feudal: cómo los caudillos provinciales socavan la democracia y el Estado de derecho”, presentado este lunes en la sede de la Universidad Austral en la Ciudad de Buenos Aires.
El trabajo fue elaborado por el periodista estadounidense Douglas Farah, especialista en crimen organizado y consultor internacional, y promovido por el Interamerican Institute for Democracy, en conjunto con Infobae y el Latin American and Caribbean Center de la FIU.
El informe ubica a Formosa, junto a Chaco, Santiago del Estero y Catamarca, como parte de un entramado político que combina control territorial, pobreza extrema, ausencia de institucionalidad y redes criminales transnacionales. En palabras de Farah, se trata de “una amenaza sistémica para la democracia”.

“En Formosa, Gildo Insfrán gobierna desde 1995 con un dominio total sobre el poder judicial, la policía, la economía y los medios. Es el ejemplo más completo de un gobierno feudal moderno”, sostiene el estudio, que detalla que el 90% del presupuesto provincial proviene de Nación, mientras que el 68% del empleo formal depende del Estado. Esta estructura, según Farah, permite al mandatario un control férreo sobre servicios, empleos y derechos.
La investigación ubica a la provincia como un eslabón clave en la llamada “cuarta ola del crimen transnacional”, caracterizada por el tráfico de drogas, armas, personas y dinero a través de rutas liberadas y fronteras porosas. “Formosa está atravesada por el narcotráfico, la trata y el contrabando, con escasa o nula presencia estatal en las zonas críticas”, advierte el autor.
El evento reunió a figuras de la política y el derecho, como el exvicepresidente Carlos Ruckauf, los catedráticos Alfonso Santiago y Gabriela Hoberman, y el director periodístico de Infobae América, Laureano Pérez Izquierdo, entre otros.
La presentación fue también una señal de alarma institucional. “Ya no hablamos de ideologías. Lo que vemos en estos caudillos provinciales es el culto a la permanencia en el poder, sin límites ni controles”, planteó Farah, quien alertó: “El crimen opera donde el Estado se retira. Y en estas provincias, el riesgo de operar es cero”.
El informe no solo describe la concentración del poder en Formosa, sino que la sitúa como ejemplo paradigmático de un modelo que, lejos de ser anecdótico, se expande como un virus: silencioso, eficaz y cada vez más difícil de erradicar. “La democracia argentina no puede sobrevivir con territorios donde el Estado de derecho ha desaparecido”, concluyó Farah, dejando abierta una pregunta inquietante: ¿cuánto tiempo más se puede sostener este equilibrio?