Fernando López
Periodista // Algo está pasando
En la antesala de las elecciones provinciales del 29 de junio, expone a la oposición formoseña que se mueve con alianzas de ocasión, traiciones silenciosas y egos que no entran en la misma boleta.
La última jugada política: el salto de Gabriela Neme y Atilio Basualdo a La Libertad Avanza (LLA) terminó de dinamitar los débiles puentes que aún sostenían al Frente Amplio como un espacio común. Ahora, la carrera es por separado, con el riesgo real de que, al final, uno solo llegue a destino… y se quede con todo.
La movida se gestó plagada de rumores desde el comienzo de año, pero la casi confirmación estalló como un trueno seco en el árido panorama opositor. La diputada provincial Gabriela Neme y el intendente de Las Lomitas, Atilio Basualdo, definen los detalles de su desembarco en la lista violeta de LLA. Pasar del azul, al naranja, a otro tono, no los pone colorados.
El acuerdo fue promovido por Esteban López Tozzi, presidente del partido en Formosa y que se presenta como articulador con la Casa Rosada —léase Karina Milei—, que presentó su renuncia por “diferencias éticas, morales y orgánicas”, que no le fue aceptada, aun. Un gesto que pareció más una advertencia que una retirada.
La estrategia es clara, la boleta violeta empuja por peso propio en la Capital formoseña con sondeos, que maneja un sector del oficialismo, que superan el 30% de intención de voto cualquiera sea el candidato. Buscan repetir el efecto Salta.
Con esta invasión, el espacio libertario se convierte en una olla a presión. Gerardo González, diputado nacional y hombre apoyado por Karina Milei y Martín Menem en territorio gildista, ve cómo su armado original es desplazado por figuras con peso propio, estructura territorial y ambiciones concretas.
La agrupación “Despertando Leones”, cercana a González, que impulsa la candidatura a diputado provincial de Héctor Brizuela (hoy en el PAMI) se mantiene en suspenso . La condición impuesta por Neme y Basualdo para sumarse habría sido quedarse con los tres sublemas principales. El león rugió, pero otros ya llegaron con garras afiladas.
La oferta de los noveles libertarios presentan a Basualdo como convencional constituyente, Neme y López Tozzi también como diputados con definición de cabeza de lista.
El intendente de Lomitas sueña en un mano a mano con Gildo Insfrán como candidato testimonial del PJ formoseño para las convencionales y darle un susto electoral. En su mejor sueño, claro.
En Las Lomitas, Pablo Basualdo, hijo del intendente, buscará mantener su banca de concejal. Un movimiento para controlar el territorio del embate del delegado de Casa de Gobierno: el vicegobernador Eber Solis, que casi se mudo al corazón del centro oeste-formoseño, el fusible si ese enorme despliegue no frena a los Basualdo.
Legalmente, Neme aún conserva su partido “Nuevo País”, estructurado años atrás con Adrián Bogado —no irá por la reelección y en busca del retiro político—, lo que le permitiría retener sublemas propios dentro del Frente Amplio. Su hijo, Mattia Cánepa Neme, será candidato a concejal. Así, mientras camina de la mano de Milei, mantiene un pie en su estructura personal, deja la puerta entreabierta por si el viento político cambia de dirección.
En el Frente Amplio, ya dan “políticamente afuera” a Neme. Lo que queda es una coalición con Francisco Paoltroni —el único con banca nacional propia, hoy senador, lejos de la Rosada— encabezando una de la lista de convencionales constituyentes, con Agostina Villaggi como candidata a diputada y Enzo Casadei como concejal. Casadei busca la reelección en la capital y es, dentro del caos, una de las cartas competitivas.
Desde el espacio que lidera el histórico-renovador Osvaldo Zárate emergen otras figuras: Juan Sebastián Montoya será convencional, Marcelo Ocampo fugaz libertario —ex candidato a intendente Clorinda— buscará llegar a la Legislatura, y Diego Herrera intentará renovar su banca como concejal, siendo hoy quien más posibilidades tiene en la capital formoseña en esa oferta. Ocampo, sin base en el interior, enfrenta un desafío cuesta arriba: una candidatura con piernas cortas y mochilas pesadas.
El cuarto en discordia, la alianza “Confluencia Ciudadana” encabezada por el diputado nacional Fernando Carbajal, junto a Libres del Sur y el gremio ATE-CTA, transita una campaña sin grandes estridencias. Tiene lo que otras listas carecen: orden, pero le falta lo que la política exige en esta etapa: volumen, ruido y presencia territorial.
Bajo la Ley de Lemas, el sistema D’Hondt actúa como un embudo cruel: solo los sublemas que superen el piso de votos —alrededor de 22.000 según los registros de la última elección— acceden a bancas. Con más de 480.000 electores habilitados en este desplume opositor llegar a ese umbral será como salir del barro formoseño en ojotas.
“Va a ser muy difícil llegar al piso en esta dispersión y es probable que el que lo haga, se lleve todo”, deslizó un candidato. Una frase que resuena como profecía: en este formato, no hay lugar para la segunda mejor opción. Es todo o nada. El sistema no premia los esfuerzos compartidos, sino la potencia solitaria del que logra consolidarse por encima del resto. Una carrera en la que los demás, lejos de sumar, estorban.
La oposición pone en juego cinco bancas en la Legislatura y tres en el Concejo Deliberante capitalino. el que más empuja a la oposición. Tanto el radicalismo con dos, como el sector de Neme con Bogado, son los que mas pueden perder. La otra banca es de Enrique Ramirez del PRO.
Mientras tanto, otra guerra se libra en paralelo: la económica. Imprimir boletas, logística básica de cualquier campaña, puede costar hasta 40 millones de pesos por estructura completa.
Para fuerzas sin aportes estatales generosos como el gildismo, ni redes de financiamiento aceitados implica más obstáculos para convencer al elector. Las campañas opositoras, en muchos casos, deberán elegir entre hacer presencia o imprimir votos: “la libertad avanza no tiene que hacer ni carteles, sino fiscalizar y le alcanza”, dijo un dirigente del oficialismo con años de elecciones adentro.
En esta nueva matriz política nacional, no saldrá un peso de Casa Rosada para los candidatos locales, como sí pasó con el macrismo. Ni una foto, Milei esquiva las selfies electorales.
En medio de esta autoflagelación pública de egos, fracturas y aspiraciones cruzadas, el oficialismo gildista navega con viento de cola. No necesita intervenir: sólo observar cómo la oposición convertida en vedette, se autodestruye en cámara lenta en todos los medios oficialistas.
Insfrán espera. Y mientras los opositores tironean lo poco que queda, el peronismo se prepara para levantar los trozos y revalidar su hegemonía.
El 29 de junio, es más que una elección: es el comienzo del fin de la era gildista, aunque en el horizonte aparezca difuso la reforma constitucional marcará el descenso de la curva de poder de Gildo Insfrán. Con lo que esas aparentes aguas mansas del PJ provincial, traen corrientes submarinas intensas a la espera del texto final del artículo de las reelecciones.
Y como hace 30 años en Formosa, el reloj avanza… pero el poder, por ahora, no cambia.