La situación de los supermercados en las provincias del Nordeste Argentino (NEA) atraviesa uno de sus momentos más críticos.
“La venta como siempre, el consumo siempre está bajando de mes a mes y contra año está mucho más difícil porque aumentaron todas las cosas: todos los servicios, gas, electricidad, los sueldos, pero el consumo no”, explicó Ricardo Cáceres, empresario supermercadista con locales en Formosa, Corrientes y Misiones, en dialogo con FM 88.5, donde reveló que muchos comercios están operando con pérdidas y utilizando ahorros propios para mantenerse a flote.
El empresario destacó que los consumidores han modificado drásticamente sus hábitos de compra: “El cliente hoy va tres o cuatro veces a los supermercados en la semana y compra lo estrictamente necesario“. Esta nueva dinámica refleja la presión económica que enfrentan las familias, especialmente en una región donde los ingresos son históricamente más bajos que en el resto del país.
Cáceres fue contundente al referirse a los datos oficiales del sector: “Lo que pasa es que eso es una estadística, pero la realidad es mucho peor de lo que muestra esa estadística, sobre todo para nosotros en la región del NEA donde los ingresos son mucho más bajos que en el resto de Argentina”.

El supermercadista hizo especial hincapié en Formosa, donde la situación se presenta aún más compleja. “Si nosotros que vendemos comestibles tenemos problemas, no quiero pensar en los otros rubros. Debe ser mucho peor“, reflexionó.
La confesión más cruda del empresario evidencia la gravedad del momento: “Tenemos un problema de cubrir por lo menos los costos“, reconoció Cáceres, quien detalló que la caída sostenida de las ventas ha llevado al sector a una situación límite donde muchos comercios operan con pérdidas y deben recurrir a ahorros propios para mantenerse en funcionamiento.
Esta situación obliga a los comerciantes a implementar estrategias de supervivencia. En cuanto al personal, Cáceres explicó: “Los que se jubilan o se van por otras cosas tratamos de no reponer, pero no nos estamos achicando, estamos sosteniendo gente“.
El empresario analizó el comportamiento del tipo de cambio y su impacto en los precios: “Cuando se destapó la inflación calculaban el dólar a 1800-2000 y es el precio que están sosteniendo hoy básicamente“. Sin embargo, destacó que las industrias ya habían ajustado sus precios a esos valores antes de la devaluación oficial.
Con las fiestas de fin de año aproximándose, Cáceres mostró preocupación por el panorama: “Se acercan las fiestas, la gente todos queremos festejar algo y los ingresos a veces no nos acompañan“. El empresario anticipa que será un período especialmente difícil para las familias que tradicionalmente utilizan estas fechas para reunirse y viajar.
Lejos de ser una problemática regional, Cáceres confirmó que la crisis del consumo se extiende por todo el país: “Nosotros estamos en la cámara de supermercados y se quejan todos. En todo el país estamos teniendo problemas“.
Ante la presión de costos crecientes, Cáceres explicó el dilema que enfrentan: “Siempre aparece alguno con algún aumento, pero lo que pasa es que si aumenta se vende menos. Es complicado meter un aumento en un producto básico alimentario”.
Esta situación genera un círculo vicioso donde la industria alimenticia necesita cubrir costos, los supermercados deben trasladar esos aumentos, pero el consumo limitado hace que cualquier incremento de precios resulte contraproducente.