Con un fallo unánime y categórico, la Cámara Segunda en lo Criminal de Formosa condenó este mediodía a prisión perpetua a Sergio Patricio Galván, el policía que el 18 de septiembre de 2023 asesinó de un disparo en la cabeza a su expareja, Luciana Teresita López, en el interior de un centro de estética ubicado sobre calle Yrigoyen al 400, en pleno centro de la capital provincial.
El crimen, que conmocionó a la sociedad formoseña por su brutalidad y la cercanía entre víctima y victimario, fue calificado por el tribunal como homicidio triplemente agravado: por el vínculo, por mediar violencia de género y por el uso de un arma de fuego. Dicha tipificación no deja margen para otra pena que la prisión perpetua, según lo establece el Código Penal Argentino.
Galván, cabo primero de la Policía provincial y por entonces prestando servicios en la Asesoría Letrada de la fuerza, irrumpió aquella mañana en el lugar de trabajo de Teresita, la tomó violentamente del cuello y, tras una breve discusión, le apoyó el arma debajo del mentón antes de accionar el gatillo. Luego, con la misma pistola reglamentaria, intentó quitarse la vida, pero solo logró herirse levemente. Fue internado, se recuperó y enfrentó el juicio en libertad.
El veredicto, leído en la sala ubicada en el sexto piso de los Tribunales de Formosa, coincidió con lo solicitado tanto por la fiscal Norma Zaracho como por la Querella, quienes exigieron la pena máxima para el femicida. La sentencia fue firmada por el juez Ricardo Rojas, la jueza María de los Ángeles Nicora Buryaile y el juez Ramón Sala.

Una de las pruebas clave para la condena fueron los testimonios de dos pacientes que se encontraban dentro del centro de estética en el momento del ataque. Ambas relataron cómo presenciaron el ingreso violento de Galván, la agresión física y el disparo letal. Esas declaraciones, sumadas al cúmulo de evidencia recolectada durante la instrucción y la etapa oral, destruyeron el argumento de la Defensa, que había solicitado la absolución del acusado por supuesta inimputabilidad y falta de pruebas directas.
El Tribunal desestimó de manera tajante ambas líneas defensivas: afirmó que no existen elementos que indiquen que Galván padezca algún trastorno mental y concluyó que actuó con plena conciencia de la criminalidad de su conducta, dirigiendo sus acciones con deliberación y frialdad.
Durante el juicio quedó además demostrado que Teresita había sido víctima de un prolongado ciclo de violencia física y psicológica por parte de Galván. La relación sentimental entre ambos había terminado un mes antes del femicidio, pero el hostigamiento continuó. De hecho, se supo que la joven tenía previsto denunciarlo ese mismo día, luego de terminar su jornada laboral.