La crecida del río Pilcomayo ya genera complicaciones en varias comunidades del oeste formoseño, donde la población comienza a autoevacuarse ante la inminente llegada del agua.
El coordinador del Sistema de Alerta Temprana de la Cuenca del Pilcomayo, Luis María de la Cruz, advirtió en diálogo con Algo Está Pasando que el nivel del río seguirá subiendo en las próximas dos semanas, lo que podría agravar la situación en distintos parajes de la provincia.
“Ya se observan crecientes importantes en la banda norte entre La Esperanza, Río Muerto y El Libertador, y en la banda sur la situación es similar. Esto recién empieza y la creciente continuará por al menos dos semanas“, explicó De la Cruz.
El especialista recordó que este comportamiento del río se ha intensificado en los últimos años debido a la acumulación de sedimentos en su lecho, lo que reduce su capacidad de escurrimiento.

“La última gran creciente fue en 2018, pero esta es aún más impactante. Las crecientes menores de los últimos años han generado un lecho más elevado y menos profundo, lo que agrava la situación cuando llega una gran masa de agua”, detalló.
A medida que las aguas avanzan, muchas familias de comunidades rurales han comenzado a autoevacuarse, trasladándose a zonas más altas o buscando refugio en centros de asistencia.
“Las capacidades de respuesta de la provincia van a limitarse con el avance del agua, y eso significa que muchas personas deberán trasladarse por sus propios medios”, afirmó De la Cruz.
Si bien en Formosa existen defensas y anillos de contención en algunos sectores, su mantenimiento constante es clave para evitar mayores daños. “En las dos provincias hay trabajos de contención y prevención, pero los recursos siempre son un factor determinante. En Formosa se está asistiendo a la población, pero las condiciones del suelo y la dispersión de las comunidades hacen que la situación sea diferente a la de Salta, donde el impacto es mayor por la cantidad de habitantes afectados”, explicó.
Los pequeños productores son uno de los sectores más golpeados por esta crecida. La pérdida de animales y cultivos puede representar un golpe difícil de sobrellevar. “Una persona que pierde 20 o 30 vacas está perdiendo mucho. Además, el crecimiento de la pobreza hace que cada vez haya menos capacidad de recuperación para quienes sufren estas pérdidas”, alertó De la Cruz.
La zona más afectadas serán los departamentos de Bermejo y Patiño, donde la producción agropecuaria ya está en riesgo. “La crecida avanza y los productores de estas áreas son los que enfrentarán las situaciones más críticas“, precisó.
Por ahora, la incertidumbre crece junto con el nivel del agua. Las comunidades siguen atentas a la evolución del Pilcomayo, mientras las autoridades intentan mitigar los efectos de un fenómeno que, según los especialistas, es parte de un proceso que se viene anunciando desde hace más de dos décadas. “Esto recién empieza“, advirtió De la Cruz, dejando en claro que lo peor aún está por venir.