Desde el 3 de diciembre, rigen nuevos precios máximos de referencia para las garrafas de Gas Licuado de Petróleo (GLP), según dispuso la Secretaría de Energía de la Nación.
El incremento del 24%, que lleva el precio de la garrafa de 10 kilos de $8.500 a $10.500, se enmarca en la suba de costos en los segmentos de producción, distribución y venta minorista.
El presidente de la Cámara Empresaria de Gas Licuado (CEGLA), Pedro Cascales, dijo que “el aumento responde, principalmente, a la actualización en el costo del gas a nivel del productor, que pasó de $2.400 a $4.200 por cada 10 kilos. Esto había quedado rezagado frente a otros componentes de la cadena”.

El empresario señaló que el ajuste es moderado en relación con la inflación acumulada del año. “En enero, la garrafa de 10 kilos costaba $6.500 y ahora tiene un precio de referencia de $10.500. Si lo comparamos con el incremento de otros servicios o combustibles, el aumento es menor y necesario para cubrir los costos operativos del sector”, argumentó.
Sobre la liberación progresiva de precios, Cascales destacó: “Muchos temían que al eliminarse el precio máximo el valor de las garrafas se disparara. Se hablaba de precios de $20.000 o $25.000, pero no fue así. El mercado demostró que puede autorregularse. La oferta y la demanda están funcionando, y esto beneficia a los consumidores al evitar desbordes”.
También hizo hincapié en la disparidad de precios entre regiones: “El precio de referencia está fijado en Buenos Aires, pero en el interior los valores varían por los costos de logística y en muchos casos, aún está por debajo de lo que debería ajustarse”.
Finalmente, el titular de CEGLA valoró los cambios en la regulación del sector: “El panorama es más estable. Antes, los precios fijados por el Estado no cubrían los costos operativos, lo que asfixiaba a las empresas. Ahora, el mercado se está ajustando, lo que genera tensiones propias de la competencia, pero también incentiva a las empresas a ser más eficientes y competitivas”, concluyó.
Cascales anticipó que aún queda pendiente la liberación total del precio del productor, aunque consideró que es un paso que se dará con cautela. “El camino hacia un mercado más desregulado permite prever mayor estabilidad y una mejor adaptación a las condiciones económicas”, finalizó.