El futuro de los niños que nacen hoy en Formosa se presenta preocupante según un informe del Banco Mundial. El estudio destaca que la productividad esperada de un niño que nace en esta provincia será apenas del 54,7 %, una cifra alarmante que refleja las limitaciones en la acumulación de capital humano.
Comparativamente, un niño nacido en la Ciudad de Buenos Aires alcanzará una productividad del 66,7 %, más de 10 puntos porcentuales por encima, acercándose a los niveles de los países de ingresos altos.
El informe de 50 páginas que elaboró el equipo de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, liderado por Lourdes Rodríguez Chamussy, apuntó a identificar “las trampas de la pobreza en la Argentina”, a partir de la incómoda paradoja de un país que ha diseñado muchos programas y que ha destinado cada vez más recursos para combatir ese flagelo, pero con resultados de mediocres a malos
Esta diferencia evidencia una desigualdad estructural que afecta no solo a Formosa, sino a gran parte del norte argentino, donde los niños enfrentan mayores dificultades para acceder a una educación de calidad, servicios básicos y oportunidades laborales en el futuro. “Un niño que nace en la provincia de Chaco tendrá una productividad similar, del 55,2 %”, añade el informe, resaltando que la región del NEA (Noreste Argentino) enfrenta desafíos similares.
La falta de empleo formal agrava esta situación en Formosa, donde apenas entre el 12 % y el 20 % del empleo total corresponde al sector privado formal. La combinación de empleos informales, autoempleo y una estructura económica débil coloca a la provincia en una desventaja significativa frente a otras regiones más desarrolladas del país, como Buenos Aires o Córdoba, donde el empleo privado formal alcanza entre el 40 % y el 50 %.
El informe del Banco Mundial también pone en foco las consecuencias a largo plazo de estas disparidades en el desarrollo infantil. La falta de inversión en capital humano afecta directamente la productividad futura de los niños, perpetuando un ciclo de pobreza intergeneracional que es difícil de romper. Más de la mitad de los niños en Formosa viven en situación de pobreza, lo que compromete su acceso a la educación y a una nutrición adecuada, factores esenciales para el desarrollo cognitivo y físico.
Además de la desigualdad en capital humano, la provincia enfrenta otros desafíos que limitan el desarrollo, como la alta exposición a fenómenos climáticos adversos. Las inundaciones recurrentes en la región no solo afectan los escasos activos de la población vulnerable, sino que también agravan la pobreza, empujando a muchos a depender aún más de programas de asistencia social.
La brecha entre las distintas provincias argentinas es clara, y Formosa se encuentra en una posición especialmente vulnerable. La productividad limitada de sus niños, sumada a la falta de empleo formal y la exposición a riesgos climáticos, exige una respuesta integral que promueva la inversión en educación, empleo y desarrollo de infraestructura.
Sin una intervención decidida, la trampa de pobreza que atrapa a Formosa y otras provincias del norte argentino seguirá afectando a generaciones futuras. Para garantizar un futuro más equitativo, es necesario apostar por políticas que impulsen la productividad y fortalezcan el capital humano en las regiones más rezagadas del país.