La relación entre el gobernador Gildo Insfrán y el intendente de Las Lomitas, Atilio Basualdo, pasó de la condecoración al destierro político. En 2023, compartieron uno de sus últimos actos de unidad. Ahora Insfrán regresa a Las Lomitas en plena campaña electoral y lo hace con un mensaje claro: Basualdo ya no existe para el “modelo formoseño”.
El gobernador encabezará este miércoles 18 de junio una cargada agenda de inauguraciones en esa localidad del Departamento Patiño: un centro de salud en el Lote 27, nuevos edificios escolares en el Lote 47, un banco, un registro civil, oficinas del SPAP y una Casa de la Solidaridad. A lo largo del día, Insfrán recorrerá las obras financiadas por la provincia sin la presencia del jefe comunal, quien no fue convocado ni mencionado en la previa oficial.
La ausencia no es casual. Desde hace dos años, la ruptura entre Insfrán y Basualdo dejó de ser silenciosa para volverse pública. Y si bien el mandatario aún participó de algunos actos oficiales en Las Lomitas, el actual intendente fue quedando fuera de escena hasta su actual marginación total.
El trasfondo es tanto político como personal. Basualdo pegó el portazo al oficialismo y se sumó a las filas de La Libertad Avanza. Hoy es el primer candidato a convencional constituyente por ese espacio, aunque su campaña carece de fuerza territorial provincial y está más enfocada en sostener su estructura local: su prioridad es mantener a su hijo, Pablo Basualdo, como presidente del Concejo Deliberante.

“Vendió en Casa Rosada que tiene voto”, ironizó una fuente libertaria, poniendo en duda su influencia real en el electorado lomitense. El problema para Basualdo es que sin un buen resultado en las elecciones del 29 de junio, gobernar será prácticamente imposible frente a un Concejo hostil. Y sin respaldo nacional ni provincial, sus márgenes se estrechan.
En medio de rumores sobre una posible candidatura a diputado nacional, aparece también la contradicción: para eso debería dejar la intendencia, el poder territorial que aún conserva. Pero esa puerta solo se mantendrá abierta si logra demostrar que aún conserva caudal político. Algo que está lejos de estar garantizado.
Este miércoles, mientras Insfrán inaugure obras y reciba ovaciones en Las Lomitas, Basualdo observará desde afuera. En silencio. Borrado. Y con la cuenta regresiva en marcha.