La política formoseña volvió a ofrecer una postal llamativa: el gobernador Gildo Insfrán recibió en Casa de Gobierno a los candidatos justicialistas de Las Lomitas que compitieron en las últimas elecciones y los presentó como “ganadores”.
Sin embargo, los números oficiales indican lo contrario: el más votado fue Pablo Basualdo, de La Libertad Avanza, quien se alzó con 3.893 votos (43,54%), duplicando al mejor posicionado del PJ, Jorge Meza, que apenas cosechó 1.298 votos (14,52%).
“Esta mañana recibí en Casa de Gobierno a compañeros y compañeras de los distintos sublemas del Partido Justicialista que ganaron en las elecciones pasadas en Las Lomitas. Los alenté a continuar trabajando en unidad por el bienestar de todos los lomitenses”, escribió Insfrán en sus redes sociales, acompañando una imagen con una veintena de candidatos del PJ que no lograron superar a Basualdo en ningún caso.
En total, el justicialismo presentó 16 sublemas y, en conjunto, sumaron el 50,65% de los votos. Sin embargo, esa estrategia fragmentada no logró evitar el impacto político de una elección que tuvo un nombre propio: Basualdo fue el único que, individualmente, superó los 4.000 votos y sacó una diferencia de más de 2.500 sufragios con su inmediato perseguidor.

“Fue el gobierno provincial contra un municipio”, dijo el edil libertario tras su victoria. “Instalaron toda la estructura del Estado, desde el vicegobernador Eber Solís hasta la distribución de bolsones. Pero el pueblo respondió con dignidad. Fue una elección maravillosa”, celebró.
Basualdo denunció además que el aparato oficialista utilizó todos los recursos disponibles para intentar frenar su crecimiento político. También apuntó al trasfondo institucional: “Insfrán financia campañas con fondos públicos, la justicia es cómplice, la policía actúa como brazo ejecutor y los empleados del Estado viven bajo presión. No será fácil desarmar ese aparato, pero vamos a dar pelea”.
La foto de Insfrán junto a los candidatos del PJ funciona más como una respuesta política que como una celebración del triunfo. El oficialismo provincial perdió la batalla simbólica en uno de sus bastiones históricos y el gobernador eligió aferrarse a los números globales del lema, invisibilizando al verdadero ganador. Pero los votos están contados, y la imagen que no aparece también dice mucho.