“Todo lo que no pudimos lograr en Formosa en más de dos años, lo conseguimos en muy poco tiempo en Chaco”, resume con mezcla de alivio e indignación Juan Ignacio de Hagen, uno de los fundadores de Agroindustria de Formosa. Junto a sus socios, el senador Francisco Paoltroni y Roberto Schulz, invirtieron más de 100 millones de pesos para montar una planta procesadora de soja en Ibarreta.
Sin embargo, por una decisión que atribuyen al gobierno de Gildo Insfrán, nunca lograron conectar la planta a la red eléctrica.
Ante la imposibilidad de avanzar, decidieron trasladar el emprendimiento al vecino Chaco. Hoy, en San Martín, la planta está en funcionamiento, genera más de 40 puestos de trabajo directos e indirectos, y fue visitada recientemente por el gobernador chaqueño, Leandro Zdero.
“Siempre aguardando y esperando poder volver a nuestra provincia para que esas fuentes de trabajo sean de formoseños“, expresó De Hagen, esperanzado pero dolido por lo que considera una oportunidad perdida para su tierra natal.
La historia de esta frustración empresarial comenzó hace dos años, cuando el grupo inició la construcción de la primera planta extrusora de soja en la provincia de Formosa. Con los planos aprobados y la instalación eléctrica completada por una firma especializada de Santa Fe, solo restaba la conexión a la red de energía que administra Recursos y Energía de Formosa S.A. (REFSA), la empresa estatal provincial.
Sin embargo, cuando llegó la fecha pactada para hacer la conexión, el corte necesario en el alimentador de 33 Kv fue negado. La explicación, transmitida primero de forma verbal y luego en una nota firmada por el apoderado legal de REFSA, Sebastián Lezcano, fue que dejar sin suministro a localidades como Comandante Fontana, Estanislao del Campo y Perín “generaría pérdidas e inconvenientes a los usuarios” y requeriría “una planificación interna de gran envergadura”.
“La excusa fue que hacer el corte para conectarnos implicaba pérdidas de energía no vendida. Pero nosotros presentamos todo como corresponde, seguimos cada indicación y aun así nos lo negaron. Fue una orden política”, asegura De Hagen.
A pesar de haber iniciado acciones legales y presentado reiteradas notas a las autoridades de REFSA —incluido su gerente, Benjamín Villalba—, nunca obtuvieron una respuesta concreta ni un cronograma de conexión.
El caso también generó la reacción del senador nacional por Formosa, Francisco Paoltroni, quien además es socio del emprendimiento. “Después de más de dos años de esfuerzo, reclamos e insistencia, incluso por vía judicial, no logramos que REFSA nos conecte la luz. El gobernador Insfrán sigue poniendo trabas a las inversiones, el desarrollo y el avance del sector privado en Formosa. El modelo fracasó”, afirmó con dureza.
Agroindustria de Formosa había sido concebida como un proyecto estratégico para la región: además de agregar valor a la producción agrícola, buscaba dinamizar la economía local y crear empleo genuino. Pero, según sus impulsores, se encontraron con un muro burocrático y político que terminó expulsando la inversión a otra provincia.
Hoy, la planta en San Martín no solo está activa, sino que ya procesa soja del NEA y abastece a productores de varias provincias. “Nos duele no poder hacerlo en nuestra provincia, pero no vamos a dejar de trabajar. Ojalá algún día podamos volver y que esto sirva como ejemplo de lo que se pierde cuando se obstaculiza al sector privado”, concluyó De Hagen.
Mientras tanto, la planta en Ibarreta, ya equipada y lista para funcionar, sigue esperando la conexión eléctrica que nunca llegó. Y con ella, decenas de familias formoseñas que podrían tener empleo hoy ven cómo las oportunidades se esfuman a unos pocos kilómetros de distancia, pero en otra jurisdicción.