En un nuevo ejemplo de cómo los actos institucionales en Formosa se transforman en plataformas proselitistas, el gobernador Gildo Insfrán volvió a utilizar un acto público para pedir que lo voten.
Esta vez, fue durante la inauguración de las refacciones de la Escuela Provincial de Educación Primaria N° 460 “Misión del Timbó” y del nuevo edificio del Jardín de Infantes Nucleado N° 41, en el paraje La Playa, localidad de Herradura.
Desde que Insfrán asumió el poder hace 30 años, el discurso del mandatario estuvo cargado de mensajes electorales. Apeló a la defensa del llamado “Modelo Formoseño” y, con el 29 de junio en la mira, pidió expresamente a la ciudadanía que vote a sus candidatos para la convención constituyente que reformará la Constitución Provincial.

“Ese día debemos demostrar, con la participación ciudadana y la sumatoria de nuestros votos, que no estamos de acuerdo con la política nacional y que respaldamos nuestras políticas”, dijo Insfrán, sin rodeos.
El gobernador justificó la necesidad de reformar la Constitución argumentando que muchos de los “derechos adquiridos” por los formoseños no están hoy contemplados en el texto vigente. Lo que no mencionó es que esta reforma abre la puerta a una eventual habilitación legal para su continuidad en el poder, después del fallo de la Corte Suprema que ordeno eliminar la reelección indefinida.
También cargó contra el presidente Javier Milei, en respuesta a sus declaraciones sobre el narcotráfico. Insfrán alertó sobre los peligros del “crimen organizado” y advirtió que “este Gobierno quiere hacer un país libre, donde cualquier recurso económico de estas actividades puede venir a copar nuestro territorio”. A pesar de admitir que Milei fue electo por la voluntad popular, llamó abiertamente a resistirlo: “La democracia nos da una herramienta, que es el voto”.
El acto en Herradura fue otra postal del estilo político de Insfrán: una mezcla de discurso paternalista, obras públicas y propaganda electoral. En lugar de limitarse a inaugurar escuelas, aprovechó la ocasión para reforzar su poder político, polarizar con el gobierno nacional y movilizar a su base electoral en defensa de su modelo.
En la recta final hacia las elecciones del 29 de junio, donde se pondrá en juego nada menos que la futura Constitución de la provincia, la frontera entre Estado y partido se difumina cada vez más en Formosa. Y es el propio gobernador quien marca el camino.