La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC reveló que, en el primer semestre de 2025, Formosa registró 28,3% de personas bajo la línea de pobreza y 2,7% en la indigencia. En valores absolutos, esto equivale a 75.215 personas pobres y 7.128 indigentes, sobre un total de 265.562 habitantes del aglomerado urbano.
La magnitud de la caída es inédita: en el primer semestre de 2024 la pobreza en Formosa alcanzaba el 67,6% y la indigencia el 19,8%. En apenas doce meses, la pobreza se redujo 39,3 puntos porcentuales y la indigencia 17,1 puntos. Incluso en el comparativo más corto, entre el segundo semestre de 2024 y el primero de 2025, el descenso fue pronunciado: de 46,2% a 28,3% en pobreza y de 7,5% a 2,7% en indigencia.
En la comparación regional, Formosa quedó por debajo del promedio del NEA (39% de pobreza y 8,5% de indigencia), cuando un año atrás estaba por encima. La mejora local contrasta con otros aglomerados de la región: el Gran Resistencia alcanzó el 48,1% de pobreza y 15,5% de indigencia, mientras que Corrientes (37,4%) y Posadas (38,1%) también superaron a Formosa.
A nivel nacional, el 31,6% de las personas en 31 aglomerados urbanos se encuentra bajo la línea de pobreza y el 6,9% en la indigencia. En números absolutos, son 9,4 millones de pobres y 2 millones de indigentes. Es decir, aunque la situación de Formosa sigue siendo crítica, la provincia logró ubicarse por debajo del promedio nacional.
El informe también explica que la mejora se vincula con los fuertes aumentos de ingresos familiares, que crecieron 41,1% entre el segundo semestre de 2024 y el primero de 2025, mientras que las canastas básicas alimentaria y total subieron 13,3% y 12,4% respectivamente en la región.
El ingreso medio per cápita en Formosa pasó de $153.956 en el primer semestre de 2024 a $368.802 en el primer semestre de 2025, lo que ayudó a que más hogares logren superar el umbral de la canasta básica.
Pese a estos avances, el reporte advierte que 28 de cada 100 formoseños siguen siendo pobres y 3 de cada 100, indigentes, por lo que la mejora, aunque significativa, todavía deja en evidencia desigualdades estructurales en el acceso a ingresos suficientes.