En una demostración de desconexión con la realidad productiva provincial, el diputado nacional Ramiro Fernández Patri celebró la Fiesta Nacional del Pomelo como “síntesis de la diversificación lograda en toda la economía primaria” de Formosa, en el mismo momento en que la principal empresa procesadora de la región importa pomelo desde Paraguay porque la producción local colapsó por la sequía.
La declaración del legislador oficialista evidencia una contradicción flagrante: mientras menciona los “grados de industrialización logrados en los últimos años” durante el festival de Laguna Blanca, Litoral Citrus S.A. -la empresa que procesa el jugo de pomelo formoseño- confirmaba que debe recurrir a fruta paraguaya para no cerrar su planta.
“Es un evento que sintetiza, a través del pomelo, la diversificación que hemos logrado en toda la economía primaria de nuestra provincia“, aseguró Fernández Patri con evidente desconocimiento de la crisis que atraviesa precisamente ese sector. El diputado llegó al extremo de vincular la fiesta con el supuesto éxito del programa PAIPPA del gobernador Gildo Insfrán, implementado desde 1996.
La realidad que Fernández Patri prefiere ignorar es demoledora: la sequía arrasó con la producción local, afectando duramente a grandes productores del oeste provincial como Sumayén y Agrocit. La empresa Formosa Alimentos, que llegó a procesar 15 millones de kilos anuales en sus mejores tiempos, ahora depende completamente de importaciones para mantener funcionando sus 35 puestos de trabajo.
Fernández Patri se mostró particularmente orgulloso de que la fiesta se realizara “en un momento difícil de la Argentina”, donde otros festivales no pudieron concretarse, pero el suyo sí, “con un poco de austeridad, concentrando todo en una noche, con una gran grilla de artistas”: con artistas, como Nicki Nicole con cachet que superan los 100.000 dólares.
La empresa ahora planea “extender el período productivo y sostener la actividad industrial en la provincia, incluso con fruta de otras zonas”, una admisión clara de que Formosa no puede abastecer ni siquiera su propia industria citrícola.
La Fiesta Nacional del Pomelo de Formosa se convierte así en una puesta en escena vacía: un festival que celebra un producto que la provincia ya no produce en cantidades suficientes.